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Los estereotipos publicitarios en 2013

Hace años, no demasiados por cierto, los estereotipos publicitarios se limitaban a hombre exitoso en el trabajo y a mujer ocupándose de las labores domésticas. En 2013 ese escenario ha cambiado sensiblemente, con nuevos y ya manidos personajes.

Partamos de la obviedad de que un spot de televisión tiene que contar una historia en sólo 20″. Sólo 20″ para comprender los «matices» de cada personaje. Si hay películas en las que entendemos quién es el malo en los últimos 5 minutos, o series en las que los personajes nos caen bien o mal dependiendo del capítulo… ¿cómo comprender un personaje en sólo 20″?

Para ello, los spots televisivos nos presentan personajes cotidianos que podamos identificar rápidamente: el típico hombre de negocios, el típico adolescente, el típico señor mayor, la típica mujer trabajadora… y ahí radica el tema de hoy, ¿nos identificamos con esos personajes? ¿son realmente representativos de nuestra sociedad?

Veamos algunos ejemplos de los estereotipos más usados en la publicidad actual:

Los niños traviesos: llevan en nuestra publicidad desde tiempos inmemoriales. Manchándose la ropa en barro, chocolate, con témperas… y sirviendo de entradilla a otro de los grandes personajes:

La madre MacGyver que todo lo arregla, desde una mancha a un juguete roto. Este es uno de los anuncios que más recuerdo de mi infancia en el que se ve interactuar a estos dos personajes siempre de la mano.

El novio idiota. Este es un estereotipo de, más o menos, reciente creación. Este chico entre 25 y 35 años, es capaz de respirar y andar a la vez pero no le pidas mucho más. Su desconocimiento del mundo nos hace preguntarnos cómo habrá sobrevivido hasta esa edad. Igualmente este personaje tiene a su inseparable compañera:

La sabelotodo. Es la luz al final de túnel, la que ilustra al idiota en lo que debe hacer con un tono de sorpresa y condescendencia dramático. Como ya sabéis, somos particularmente fans de este anuncio en el que se muestran estos estereotipos.

Hay muchos más, y los iremos desglosando en futuros posts. ¿Nos ayudas? Cuéntanos los estereotipos que más (o menos) te gustan, qué anuncios recuerdas… e iremos aumentando nuestra «base de datos» de estos futuros clásicos de la televisión.

Últimamente, cada vez que enciendo la tele, me encuentro con un spot peor que el anterior. Cuando la aberración de qé caña! parecía no tener rival, los chicos de tampax idearon una espectacular campaña con Amaia Salamanca en la que, en una escena que todos hemos vivido alguna vez, enseña a un chico a ponerse un tampón en el puño.

Este tipo de anuncios son parodias en sí mismos. Uno se pregunta qué es lo que buscaban con ello y cómo fue la reunión en la que a alguien le parece gracioso que la historia se inicie con un hombre intentando robar un tampax… supongo que los fieles a este tipo de anuncios usen el argumento tan manido del ruido por el ruido. Diantres! Un chico poniendo a parir el anuncio en su pequeño blog! Eso es fantástico para la marca!…

Y lo digo, como suele pasar en estos casos, con la casi absoluta certeza de que la agencia no es la culpable de ello, pero no se puede (¿o sí?) luchar contra clientes que rechazan cualquier tipo de iniciativa hasta que imponen la suya propia.

Aquí el spot en cuestión

Entiendo el «revuelo» por ese spot o por el mencionado de qé caña pero no puedo por menos que sorprenderme leyendo la repercusión, negativa por supuesto, que está teniendo el anuncio de Estrella Damm de este verano.

Como en los últimos años, Estrella ha hecho un vídeo que refleja ese ambiente de buen rollo, mediterráneo, veraniego, amigos todos juntos pasando el verano… pero no ha gustado a todo el mundo.

Y después de verlo es fácil explicarse el motivo… hacen una paella un arroz, sin seguir las instrucciones del buen paellero!!! Se ha montado una polémica difícil de entender, que incluso ha llegado a la revista Time, en la que tratan el tema con ironía al no entender tanto revuelo.

Y no sólo se critica a la paella, también que se haga fuego en el campo, que aparezcan desnudos… con lo fácil que habría sido añadir un «Ficción publicitaria: imágenes rodadas por especialistas. No intenten esto en casa…»

El anuncio de Estrella Damm se está convirtiendo, año a año, en el anuncio de Freixenet del verano: piezas largas, expectación por verlos, por conocer sus protagonistas… y se juzga de una manera diferente.

La para mi desconocida hasta ahora, «comunidad paella», ha creado estos carteles en los que defiende de una manera muy original y cómica los valores de la paella «bien hecha». Que cada uno ate cabos…

Después de leer este artículo en PuroMarketing, nos hemos planteado los aspectos negativos que, a nuestro juicio, tiene este formato publicitario.

Existen varios tipos de display, aunque fundamentalmente los dividiremos en los que se basan en el CPM y los que se basan en el CPC.

Si es de los primeros, tendremos un anuncio en pantalla a la hora de acceder a una página en concreto que, normalmente, nos dará la opción de saltar la publicidad. Además,  tienen una duración determinada y desaparecen de pantalla al cabo de unos 4 o 5″ (que cada uno los considere tan valiosos como crea). Pueden tener enlace al anunciante o no.

En los que se basan en campaña de CPC, lo prioritario es que el usuario visite la web del anunciante. Para ello, el anuncio puede permanecer fijo en pantalla hasta que hagas click en el botón de cerrar, considerando como un banner a su web el resto de la pantalla.

Son estos últimos los que más razones nos brindan para no usarlos. Estas son las 5 principales:

1. No siempre son visibles.

Dependiendo del navegador, de la configuración del antivirus o de pluggins instalados por los usuarios, es posible que el anuncio sea bloqueado.

2. Precio

Por su posición privilegiada, este formato tiene un precio superior al de otro tipo de banners, menos visible pero, quizás, más eficaces.

3. Adaptación a tabletas y móviles.

¿Has probado a cerrar un anuncio en una tableta o en un móvil? Es casi imposible acertar en el reducido espacio que dejan para ello. Y si intentas hacer zoom para no fallar… pinchas en el anuncio.

4. Los «clicks» no son todo.

Aunque tu campaña se base en el CPM y, al hilo de la razón anterior, ¿qué porcentaje de tus clicks no son intencionados? ¿Te has parado a revisar cuánto tiempo permanecen en tu web una vez que acceden?

5. Odio hacia la publicidad.

Se le está pidiendo al usuario que interactúe con el anuncio, pero con solo dos opciones: cerrarlo o visitar al anunciante. Además, la opción para cerrar es minúscula por lo que, prácticamente, se reta al usuario a que intente acertar en ese reducido espacio si no quiere ver la publicidad. Y eso es algo incomprensible, ¿qué reacción esperamos de un usuario que ha pinchado en nuestro enlace sin querer? Seguramente, su primer pensamiento sea acordarse de nuestra empresa en un sentido negativo…